En 1100 Halevi fue enviado por su padre a Lucena, centro de enseñanza de la cultura judía, a estudiar bajo la tutoría de Isaac Alfasi, rabino reconocido por su creación de un compendio talmúdico, del que asimiló multitud de conocimientos sin esfuerzo ni dificultad. Más adelante logró el dominio de los idiomas árabe y hebreo hasta alcanzar un estilo preciso y lúcido.
A la vez, estudió ciencias físicas, metafísica y filosofía grecoárabe, que más adelante trató de refutar.
Fue en Lucena donde Halevi comenzó a cultivar la literatura y la música.
Posteriormente se estableció en Toledo, contrajo matrimonio y se dedicó a la medicina al servicio de reyes y nobles. Su profundo entrenamiento en ciencias físicas y el cariño con que atendía a sus enfermos lo hicieron merecedor de numerosos elogios como médico.
Sin embargo este éxito no fue suficiente para Halevi. Ante la necesidad de nutrir su espíritu con nuevas experiencias que le permitiesen enriquecer su trabajo creativo, se dedicó a viajar por la Península Ibérica.
Años después,regresó a Toledo, pero la atmósfera política se había transformado y las condiciones bajo las que vivían los judíos se tornaron precarias.
En 1108, en violentos motines, casas y tiendas de judíos fueron destruidas y se perpetraron decenas de asesinatos. Los terribles incidentes minaron la jovialidad y complacencia de Halevi, que, cuando decidió escribir de nuevo, transformó su poesía en la voz de esperanza y en la conciencia de su pueblo.
Por su pensamiento político intenso y realista, su desilusión ante las posibilidades de vivir una existencia judía segura fuera de Jerusalem, su deseo de realizar un acto que lo redimiese y el clima mesiánico que prevalecía, Halevi decidió emigrar a Sión y eso hizo, en un acto de redención personal, dejando a su familia y amigos.
En 1140 arribó a Alejandría, luego a El Cairo y Damasco en donde recibió grandes honores.
No existe un consenso final entre los historiadores en cuanto a su destino. Algunos afirman que murió en Egipto en 1145 sin haber conocido la Tierra Prometida, otros aseveran que pisó Jerusalem.
Yehuda Halevi es recordado por que enriqueció la liturgia sinagogal con poemas que celebran cada etapa del calendario judío y por sus canciones patriotas -los lamentos sobre la caída de Sión y las visiones del futuro-. Sus canciones reflejan todo lo que los judíos han amado y perdido, sus derrotas y sus triunfos.
Halevi compuso más de 350 obras en honor de las festividades hebreas. Estos poemas conocidos como piyyutim se caracterizan por el realismo con el que refleja la trágica historia de su pueblo. En ellos combinó aspectos estilísticos de la poesía judeo-española con características del antiguo hebreo. Gracias a la riqueza de su lenguaje son considerados como uno de los capítulos más destacados dentro de la poesía hebrea de todos los tiempos.
El pensamiento filosófico de Halevi se encuentra contenido en El Kuzari, Libro de Argumentos y Demostraciones, en Ayuda de la Fe Despreciada que fue traducido del árabe al hebreo a mediados del siglo XII. El Kuzari está basado en un episodio dramático así como romántico de la historia hebrea. Describe la conversión al judaísmo en 740 e.c. de los khazars, un pueblo guerrero ubicado en la margen occidental del Mar Caspio, que hablaba en idioma griego y cuya religión era una mezcla de creencias cristianas y paganas.
Halevi plantó en su obra las simientes del nacionalismo espiritual judío, precursor del sionismo . Además fue uno de los pocos filósofos medievales con un sentido de la historia.
1 comentario:
Ultimamente he frecuentado intensamente a Halevi. La verdad es que nunca lo tengo muy lejos. Yo nací muy cerca de Tudela y en el instituto de esta localidad, que lleva el nombre de Benjamín de Tudela, cursé mi bachillerato. Pero con motivo de una biografía intelectual de Leo Strauss que acabo de escribir, me he tenido que introducir a fondo en el mundo de El Kuzari. Uno no sale indemne de esas profundidades.
Le devuelvo la visita encantado, como puede ver y la animo a dejar como mínimo un saludo cada vez que pase por el Café de Ocata.
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