31 marzo 2008

EL ISLAM XIV: ESCATOLOGÍA, MONOTEISMO, JUSTICIA


I. MECA. 612-615: ESCATOLOGÍA, MONOTEISMO, JUSTICIA

Mahoma se ve a sí mismo como a un profeta, un “nadhir”, encargado de anunciar a sus paisanos el juicio inevitable (y "pintado" de tal manera que convierte en lugares paradisíacos a los infiernos de Dante o de El Bosco) e invitándolos a dejar la vida fácil.

Empieza a predicar a Jadiya y a sus más íntimos (su primo Alí y su futuro suegro Abu Bakú, aunque su tio y protector Abu Talib jamás abrazó el Islam) y sigue al gran público.
El monoteísmo va a ser piedra de escándalo, caballo de batalla y motivo de persecución. La idea de un Di_s único era escandalosa para el rentable politeísmo de la Meca. Los otros aspectos: la oración y el auxilio a huérfanos y pobres, no le parecen mal a nadie, pero son simples añadidos de la idea monoteista que es la que hace daño.

Especialmnte su tribú, los Quarysh, ven que la doctrina del muchacho pone en peligro su forma de vida y su riqueza y los islámicos recién convertidos son expulsados.

Encuentran refugio entre los coptos. En esa etapa Mahoma llama hermanos a los juedo-cristianos
Hay 40 Suras de este periodo diseminadas por el Coran. Se las reconoce por sus llamadas a la conversión, la innimencia del juicio, la insistencia en el monoteísmo y la invitacion a la limosna.
A medida que los seguidores de Mahoma comenzaron a aumentar en número, se convirtió en una amenaza para los jefes de las tribus locales.

La riqueza de estas tribus se basaba en la Kaaba, el recinto sagrado de los ídolos de los árabes y el punto principal religioso de La Meca. Si rechazaran a dichos ídolos, tal como Mahoma predicaba, no habría peregrinos hacia La Meca, ni comercio, ni riqueza.

El repudio al politeísmo que denunciaba Mahoma, era particularmente ofensivo a su propia tribu, la Quraysh, por cuanto ellos eran los guardianes de la Kaaba.

Es por esto que Mahoma y sus seguidores se vieron perseguidos

EL ISLAM XIII: COMPOSICIÓN DEL CORAN


El Corán tienen 114 capítulos (llamados “Suras”) divididas en versículos (“ayat”, que significa “signos” de Allah).
El orden de las Suras depende de su extensión, (en orden decreciente) no de cronología ni de ninguna otra estructura lógica o temática. Por eso, para entender el Coran hay que ligarlo a las etapas de la vida de Mahoma en los 20 años a lo largo de los cuales fue recibiendo las suras.
Tradicionalmente se diferencian grandes periodos a los que vinculan determinadas Suras.

REGRESIONES


Me gustaría
tener de nuevo doce años
y publicar una cosa así sin sentirme culpable,
sin justificarme,
sin juzgar si es o no cursi
hacer bibujitos chulos
en los apuntes
mientras pienso en tí flojito.

Jorge Luis Borges. Una llave en Salónica.


Abarbanel, Farías o Pinedo,
arrojados de España por impía
persecución, conservan todavía
la llave de una casa de Toledo.

Libres ahora de esperanza y miedo,
miran la llave al declinar el día;
en el bronce hay ayeres, lejanía,
cansado brillo y sufrimiento quedo.

Hoy que su puerta es polvo, el instrumento
es cifra de la diáspora y del viento,
afín a esa otra llave del santuario

que alguien lanzó al azul cuando el romano
acometió con fuego temerario,
y que en el cielo recibió una mano.

Una llave en Salónica, Jorge Luis Borges.

30 marzo 2008

RELATO V: SU SONRISA CONGELADA ME INCITABA A BESARLA


Su sonrisa congelada me incitaba a besarla...Le tomé la mano, entre las tazas de café ya vacías.


La tarde era un remanso de sol y de luz.

- No te voy a comprometer. -Me explicó atropelladamente- Tu nombre no saldrá a relucir.

Yo la miré.

Habría querido acercar mi silla a la suya, levantare, abrazarla.... Pero notaba los ojos de los camareros fijos en nosotros. El que había traído los cafés, había servido a mis órdenes. Apreté más su mano. En sus pupilas temblaban las lágrimas reprimidas, cercadas por las nuevas razones que quería darme.

- ¡Pero Ada! -Objeté yo- Esto va más allá del cumplimiento, del deber. ¡Un hijo!

- ¡No me desharé de él! -Protestó rápida, con una energía que me sorprendió y me emocionó.

- ¡No! ¡Claro que no! -Respondí sorprendido.-Yo no quería decir eso.

Eso pareció tranquilizarla. Cerró los ojos. Un escalofrío la recorrió. La vida...

- Ada -Dije apretando una vez más su mano- Nada en este mundo, nada, me podría hacer tan feliz como un hijo nuestro. ¡Y claro que saldrá mi nombre a relucir! No va a ser un peso solo para tí. Nada, ¿entiendes? ¡Nada! me podría hacer más feliz.

Y ella suspiró y miró mi pecho condecorado, mis nuevos galones de comandante.

- Viene en el peor momento... -Lamentó.

Yo negué moviendo la cabeza.

- Nos casaremos, o lo que quieras tu, pero estaremos juntos... Yo estaré a tu lado...

Y bajó la vista.

Yo pensé en tí, como si todvía estuvieras vivo:
¿Cómo explicarte todo aquello? ¡Las cosas habían sucedido muy rápido! Imgino que ella pensaba lo mismo, no la culpes... Es más, estoy seguro de que sentía que aquella pequeña criatura que crecía en sus entrañas le llamaba "traidora" constantemente.

- ¡Yo también serví a sus ordenes, Comandante! - Dijo de pronto un segundo camarero, que nos trajo chocolatinas.

Aquello me descolocó. Solté su mano, me puse en pie ante el camarero-soldado, casi me cuadré. Desde la terraza del café se veía el mar, azul y sereno, brillante en aquella tarde.

- Es un honor haber contado con soldados tan valientes - Logré farfullarle poniéndome en pie y saludándolo.

Él sonrió satisfecho. Se merecía eso y más. Él y tantos que como él lo arriesgaban todo por los demás... Pero yo estaba incómodo. Ada trataba de no mirar. No sabía como cortar todo aquello. Tu si sabías. Te sobraban palabras amables, bromas, don de gentes...

Y de pronto vi nuestras vidas ajenas a nosotros mismos, como si no nos pertenecieran en absoluto, como si fueran una película y nosotros mudos espectadores que se ven a sí mismos haciendo lo que no quieren, viviendo lo que no quieren... ¡No puedo presumir de nada Sam, de nada! ¡Ninguna de las cosas qe han valido la pena en mi vida han sido mérito mío!
Todo fue edificándose sobre un terrerno que no me pertenecía, con unos mateiales que nunca fueron míos... Tú perdiste la vida, me condecoraron a mí. Tú moriste y tu esposa iba a parir un hijo mío.

El reloj de la plaza dio las dos. Ada me advirtió que era hora de irnos. Pedí la cuenta.

- ¡No, no Señor! La casa invita -Dijo el camarero con una amplia sonrisa.

Di las gracias y tomé a Ada de la mano, a pesar de que murmurarían seguro. Tu nombre aun palpitaba. El rápido consuelo de la viuda sería la comidilla de todos.




Pero me daba igual...Su mano en mi mano era pequeña. Y me sentí inmensamente feliz...Auqnue sí, te lo confieso, te lo reconozco: en medio de aquella dicha inefable, con aquel inmeso regalo entre las manos, no conseguí ahuyentar la sensación de que una tragedia se estaba tejiendo sobre mí.

¡Ada era tan hermosa!




Mientras caminábamos hacia el cuartel una leve brisa revolvía sus cabellos y dentro de su vientre crecía una parte de mí. A mitad de camino pare en seco, me puse frente a ella y le declaré:

- Quiero a ese niño, Ada, y te quiero a tí.

Y ella me miró.Y sonrió con infinita tristeza. Ella hubiera preferido mil veces que nuestro pequeño fuera tuyo. Es más, estoy seguro de que sólo me dijo lo del bebé por compromiso y ahora... ¡Ojalá hubiera sido un canalla! ¡Ojalá aquella tarde...! ¿Pero cómo iba a hacerlo?

- Debimos ser más precavidos -Se lamentó ella- Lo siento, David, lo siento de veras... Yo no quiero que todo est...

- ¡Shhhhhhh! -Le dije abrazándola.- Todo está bien, más que bien.

Y no lo dije por decir... Te aseguro que yo jamás quise hacerle daño... Te aseguro que mi intención fue cuidarla, hacela feliz...

Aunque ella sólo me respondiera entonces con una sonrisa, con aquella sonrisa congelada que siempre me incitaba a besarla.

LA KAZA DE LA NOCHE (MARGALIT MATITIAHU


La kaza de la noche

Son las tres después de media noche,

los dientes van mashcando palavras

ke destorban el selensio.

El tiempo se trespiza.

Un temblor pasa entre las párparas.

La noche es un governante misteriozo

que poza su puerpo pezgado

asta ke lo sigue el ruido de la luz.

28 marzo 2008

UN ARTICULO DE CARLOS MORALES

Carlos Morales, [un poeta contemporáneo nacido en Tarancón,Cuenca, en 1959] ha escrito en su blog un artículo sobre el boicot a los literatos israelís en el salon del Libro de París. Por si su nombre no te suena te apuntaré que puedes leer una antología de los poemas de Carlos Morales en la recopilación de Miguel Casado, la antología Mar interior [2002].
Pero además de hacer versos, Carlos Morales colabora con algunos medios de comunicación como crítico literario, y en desempeño de esa labor, ha antologado la obra de poetas árabes y hebreos que trabajan por la reconciliación –Coexistence, 2002–, con cuya causa está comprometido. Actualmente es director del proyecto editorial «El Toro de Barro», al tiempo que codirige con la poeta hebrea Margalit Matitiahu la colección «Kuadrinos sefardíes
» y con el poeta austriaco Jaime Vándor la «Biblioteca Internacional del Holocausto». Le podéis leer en su Blog El Toro de Barro, (http://eltorodebarro.blogspot.com/) que es justo donde yo he encontrado el texto sobre el boicot.


Palestina, Israel: el «peso de los muertos»
Carlos Morales

N
ada tiene de extraño que la Organización Islámica de la Educación de las Ciencias y de la Cultura, en la que se encuadran organizaciones gremiales -públicas y privadas- financiadas por los gobiernos teocráticos y más o menos totalitarios de 50 países del mundo árabe, hayan lanzado una especie de «fatwa» contra el Salón del libro de París, aduciendo que con él se ha querido homenajear la literatura de un estado que, como el de Israel, practica el «genocidio» contra el pueblo palestino. Lo que sí resulta demoledor para los que, desde distinto campos, hemos procurado establecer un cauce de encuentro entre las culturas de dos pueblos condenados a entenderse, es la incapacidad de las grandes individualidades de la literatura árabe para emanciparse no tanto de la «presión moral» nacida de la tragedia palestina como del uso que de ella están haciendo los gobiernos árabes para mantener intacta la «cultura de guerra» generada por sesenta años de conflicto.
La sumisión a este anatema protagonizada por algunos de los más grandes escritores árabes contemporáneos, entre los que cabe destacar al egipcio Alaa Al Aswani, el anglopaquistaní Tariq Ali, los argelinos Boualem Sansal o Maïssa Bey y los marroquíes Fouad Laroui o Youssef Jebri, es tanto o más desconcertante cuanto los cerca de cuarenta escritores hebreos que han sido convocados a cónclave son gentes que en su vida pública y profesional están lanzando los más demoledores alegatos contra la actual «política de defensa» del gobierno israelí, poniendo todo el peso de su voz en favor del abandono de los territorios ocupados y de la creación de un Estado Palestino viable e independiente. Si intelectuales de la talla de Amos Oz, David Grossman, Avraham B. Yehoshua, Meïr Shalev, Margalit Matitiahu o el desaparecido Nathán Yonathán han sido capaces, en su obra y con su vida, de interiorizar la «presión moral» de sus hijos muertos -que también los tienen- para convertirla en el gran argumento vital de una sociedad israelí que clama por la reconciliación con el pueblo palestino; si han tenido el coraje de de hacer de ella la principal razón de su combate radical contra los grandes mitos antiárabes y antipalestinos con los que cierta cultura israelí ha generado su poderosa y particular «cultura de guerra» ¿qué impide a estos grandes escritores árabes hacer lo mismo en sus propias naciones?

En los años noventa, y en el contexto pacificador abierto por los Acuerdos de Oslo, también ellos comenzaron a dar pasos en esa misma dirección, haciendo de las ferias y congresos literarios internacionales escenarios habituales para la confraternización franca y pública con sus colegas hebreos. Es verdad que nunca dejaron de proclamar la «suciedad de origen» del Estado de Israel, pero su apuesta por el diálogo intelectual llevaba implícito el reconocimiento de que una gran parte de la cultura y de la sociedad civil israelí estaba apostando decididamente por la creación de un Estado Palestino independiente y viable. Y aunque su manifestación pública siguiera siendo dubitativa, resulta evidente que estas nuevas percepciones de la intelectualidad árabe, que habían dejado de contemplar al pueblo y al estado hebreo como un pueblo y un estado genocidas, supuso un duro golpe para la maquinaria ideológica de guerra con que los partidarios de seguir utilizándola para ampliar su hegemonía –Irán, Irak y Siria- venían apuntalando los posicionamientos más radicales de la «resistencia palestina».
Todo este proceso comenzó a desmantelarse poco a poco cuando la laboriosa coordinación de estas potencias regionales y las provocaciones de Ariel Sharon desencadenaron, en el año 2000, la II Intifada. En un contexto democrático homologable al de los países de Occidente, los intelectuales y escritores de Israel pudieron resistir con mayor vigor el fortalecimiento y la expansión en su propio territorio de esa «cultura de guerra» para la que todo palestino era un terrorista. La energía con la que, desde el primer momento, Amos Oz, David Grossman, Nathán Yonathán, Yoav Hayeck, Orsion Bartana o Margalith Matitiahu levantaron su voz contra la solución militar al problema palestino contrasta vivamente con el retraimiento casi generalizado de los intelectuales y escritores del mundo árabe a la hora de mantener públicamente el mismo posicionamiento crítico que con tantas dificultades habían logrado apuntalar en los tiempos de paz, y del que sus homólogos israelíes estan haciendo gala aún en tiempos de guerra.

Sólo un puñado de escritores de la mayoritariamente árabe región israelí de Galilea, como
Shamer Khair, Mohamed Ali Taha o Naim Araidy, lograron a duras penas retorcer el cuello al corazón y enfrentarse con éxito a la «cultura de guerra» que parecía obligar a lanzar violentos anatemas contra el pueblo de Israel. No les fue fácil arrastrar hacia los principios pacifistas el fiel de la balanza de ese delicado y terrible «conflicto de doble fidelidad» que amedrenta y confunde los espíritus en tiempos de guerra, ni mantener vivo el movimiento que abogaba por la reconciliación ante la incomprensión por parte sus colegas árabes y de los peligros que podía representar para su prestigio profesional y para su propia vida manifestar públicamente una actitud que podía ser entendida por los sectores más radicales de su propia cultura como un acto de «traición» hacia la causa árabe. La celebración cada primavera de los ya legendarios Encuentros de Maghar se ha convertido desde entonces y durante muchos años en el único escenario donde ha sido posible la confraternización literaria entre las cultura árabe e israelí, y en los que sólo en fechas muy recientes tuvieron el valor de hacerse oír el poeta jordano Zakaría al Omari y los poetas palestinos Saed Abo Tbanja y Mona Abo Jousif. De ese más que notable ejercicio de valor protagonizado por quienes consintieron en compartir el mismo pan y la misma mesa nació, precisamente, Coexistence , una pequeña antología que tuve el honor de coordinar y publicar en el año 2002, y que sigue siendo el único documento literario que ha sido capaz de aglutinar la obra de algunos de los poetas árabes y hebreos más firmemente comprometidos con la causa de la reconciliación.

A diferencia de sus colegas galileos e israelíes, las grandes individualidades de la cultura árabe de hoy no han sabido transformar el peso de sus muertos en una fuerza ideológica lo suficientemente sólida como para enfrentar los espejismos del mito antijudío construido por la clase política que los gobierna y como para extender entre sus sociedades la necesidad de promover el encuentro y la reconciliación con el pueblo hebreo. Y los que lo han logrado, no han salido a la calle o a los medios de comunicación para desmontar la «ideología de guerra» emanada de los poderes teocráticos bajo los que sobreviven, y que los movimientos religiosos de corte waabista no han hecho otra cosa que revitalizar. Eso es, precisamente, lo que han hecho los escritores hebreos con los que ahora parecen no querer compartir un plato caliente de comida, pero porque lograron mantener un contexto democrático que lo hacía posible. No. No es sólo la «presión moral» del drama palestino lo que hace comprensible la actitud de estos grandes escritores árabes. Es, también, el miedo a manifestarse en sociedades gobernadas por regímenes totalitarios y sacudidas, desde la guerra de Irak, por una marea yihadista que, nacida de la perversión del Islam, no puede tolerar la disidencia. En estas condiciones no siempre es posible ni exigible el ejercicio del valor. ¿O es que tenemos que recordar las «fatwas» lanzadas por los poderes religiosos islámicos contra los escritores e intelectuales árabes que han sido capaces de reivindicar para sí la libertad de expresión y pensamiento?

Margalit Matitiahu


Tras la Segunda Guerra Mundial una pareja de sefardís provenientes de Salónica y sobrevivientes de la Shoa, hicieron aliá a Erets Israel. Allí, en Tel Aviv, les nació una hija Margalit Matitiahu.

Descendientes de judeoespañoles de León, la pequeña Margalit oyó hablar ladino desde niña. Posteriormente estudió Literatura Hebrea y Filosofía en la Universidad de Bar Ilán porque sentía la necesidad de escribir. Sus primeras creaciones fueron en hebreo, pero en el verano de 1986 hizo un viaje a las comunidades judías de Grecia y de él surgieron unos poemas testimoniales sobre la destrucción nazi. Y salieron en judeoespañol. Se publicaron en 1988 con el nombre Curtijo Quemado. Desde ese inicio, el ladino fue adoptado como otra lengua literaria más como demuetrasn Alegrica (1992), Matriz de luz (1997) y Vela de la luz. En hebreo ha publicado Por el vidrio de la ventana (1976), El no silencio veraniego (1979), Cartas blancas (1983), Esposada (1987) y Escaleras de media noche (1995).

Pero además de su obra poética, Margalit se ha dedicado a investigar y difundir el sefardí.Ha estudiado la prensa judía de Salónica en ladino durante el período 1860-1940 y el desarrollo de la poesía que aparece en esos medios y ha participado en programas de radio en ladino durante más de 25 años.Desempeña el cargo de secretaria general de la Asociación Israelí de Escritores y ha participado en congresos y encuentros de todo el mundo; concretamente, y en España, en Valencia (1998, 1999), Toledo (1998) y Murcia (2000). En su Currículum puede presumir de numerosos premios: el Ateneo de Jaén 1996, el “Fernando Jeno” 1994, concedido por la comunidad judía de México, y el “Premio de creación del Primer Ministro” 1999, el máximo galardón que se concede en las letras israelíes. En 1997 fue recibida y homenajeada por el Ayuntamiento de León, de donde habían sido expulsados sus ascendientes junto a las comunidades del resto de la Península, inaugurándose un monolito en su memoria que lleva estos versos de Margalit:

“Entonses, muestros nombres

se van a grabar en los caminos de secreto

y van a abrir las puertas de union”


26 marzo 2008

RELATO V: Ella era mi salvación

Ella era mi salvación.
Lo fue durante toda la campaña, lo fue entre el miedo y la sangre y el ruido de la artilleria. Lo fue entre mutilados y asesinados, entre el horror elevado a su máxima potencia...
Ella era mi salvación.
En aquel tren que me devolvía a vuestra ciudad, a la inminencia de un ascenso, de honores y reconocimientos. Entre la borrachera del éxito y el peligro de envanecerme, era ella quien iba a gritarme al oído "Recuerda que sólo eres un hombre".También en eso, ella era mi salvación.

Quiero contarte como fue, estés en donde estés. Quiero que sepas qué hay entre nosotros y que ella está bien... y... y yo... yo...Yo te pido perdón por ser dichoso.

Aquella tarde, ansiosos sus ojos, luchaban a muerte contra la desesperanza, aferrándose a la ilusión de verte, pese a todo. Era como quien aguarda un milagro...
Los míos se iluminaron al descubir en el andén su figura, más frágil aún de como la recordaba... ¡No veía el momento de bajar del tren y de abrazarla! Pero debía atender las interminables tareas que mi nuevo rango militar conllevaba.
Tomé aire.

Antes de estrecharla entre mis brazos, debía expresar mis condolencias a padres, madres, hermanos, hijos, esposas, novias...
Eso equivale a experimentar el terrible vacío de las palabras, la ineficacia de los lugares comunes, el sinsentido de todas las razones que llevan a un hombre a empuñar sus armas contra otro.Incluso "legítima defensa" era la palabra más maloliente, más parecida a una cloaca...
Y sus ojos...
Y sus oídos...
Todas las palabras dichas a las viudas iban para ella.
Yo hablaba y la miraba, y nuestros ojos sonreian pese a todo.
Pero siempre había alguien más con quien yo debía hablar, un soldado caido más, rememorado en unas frases de ¿Consuelo? dichas a un familiar compungido...
Y sus ojos de nuevo...
Y sus oídos...
Soy hombre de pocas palabras, tú siempre te has reído de mí por eso, pero... ¿Sabes? Cuando por fin la abrazé... ¡Tan menuda contra mi pecho! Cuando pronuncie flojito su nombre...¡Esa extraña mezcla de sonidos que la conjuran! Cuando le besé la frente... Me sentí el mas miserable de los hombres y también, te lo confieso, el más afortunado.
No imaginas el alboroto que había alrededor, las interminables interrupciones... ¡Esa pregunta no formulada! ¡Esa respuesta que me arañaba la garganta como un ácido corrosivo! Mientras manos anónimas buscando las mías para estrecharlas... Parabienes...
Y pronuncie su nombre nuevamente, ahogada mi voz por voces ajenas, y ella me dijo:
"Sí, lo sé..."
Y sus ojos se llenaban de lágrimas.
"¿Estabas tú?" -Me preguntó
Un cabeceo mío como respuesta y una nueva oleada de gentes envolviéndonos, esta vez bulliciosas.... celebraban los reencuentros. Luego nos atronó el estrépito de la parafernalia que precedía la llegada de un general, y mi nombre fue pronunciado con solemnidad y la palabra "Héroe" acabó flotando en el ambiente, para mi más absoluta vergüenza.

"Estaba"
Logré decirle.
Y tu imagen me golpeó, como un derechazo imprevisto.
Ella y yo, frente a frente, y tu fantasma.
Los tres a solas.
Tú con tu muerte a cuestas, ella con su devoradora soledad, yo con la vanagloria de quien ha salvado ¿A quién? ¿Qué? ¿De quién?
De nuevo nos separaron los hombres del general.
Pequeña, indefensa, desolada... Ví su lucha ¿Irse? ¿Quedarse?
- ¿Su esposa? - Me preguntó el engalanado general al verla.
Negué.
- La viuda de uno de mis mejores hombres, además de un amigo personal. -Le dije y adiviné el gesto burlón que me harías si estuvieras y como imitarias los relamidos gestos del pez gordo haciéndome reir.
Él miró a nuestra Ada de reojo. Dudó sobre si debía decirle algo. Se decidió por fin. Caminó hacia ella.
"Lo siento" -Declaró con sencillez.Lo miró en silencio, asintió en silencio-"Sacrificios así son necesarios"
Uno de sus hombres se acercó a él, le susurró algo, le dijo que el muerto eras tú. El General cerró los ojos, cabeceó marcialmente y omitió toda la parte oficial. Se inclinó levemente a ella y le besó la mano.
"Lo siento" -Reiteró.
Ada no pudo impedirles a las lágrimas que surgieran. Dolor y rabia, un cóctel que sus ojos no estaban destinados a destilar.
El general se volvió a mí. Me citó para el día siguiente.Se alejó.

Yo la tomé del brazo. La aglomeración me agobiaba ya en demasia. Le sugerí:
"Salgamos"
Me dijo: "Sí por favor"

Oí una y otra vez mis pasos, los suyos que se acompasaban lentamente a mi pisar, y cada vez más lejano, el bullicio del que nos alejábamos...
Su coche...
Ella estaba tan nerviosa... Las llaves no aparecían y tuve que acabar yo, como tantas veces, buscándolas por su bolso.Sonreí con ellas en la mano.
Sonrió pero sólo como un eco devuelto de mi gesto, y abrió...
Una baharada de su perfume y los recuerdos me picotearon, como pájaros voraces...Ella suspiró, se abrochó el cinturón con ese gesto lánguido que siempre me ha desolocado y, al encender el coche, se puso en marcha, automáticamente, el cassete...
Tu cantabas, encerrada tu voz en la cinta magnética, como si sobrevivieras...
"Y estaré contigo
y te querré
porque al olvido
no doy cuartel"
"No lo quites" -Le supliqué.
Y asintió y adoptó esa expresión tan seria que pone cuando conduce...¿Sabes?
Siempre se ha negado lo que siente por mi, siempre ha mirado hacia otra parte, siempre me ha dado su amistad como un desinfectante.
- Decían que estabas herido... -Me dijo sin mirarme.
- Nada importante... algo de metralla, en el brazo.-Le contesté y añadí, como zanjando algo enojoso- Lo ultimo que Samuel dijo fue tu nombre...
¿Recuerdas? Con los labios resecos y el pecho destrozado...
Ella...
El coche abría en canal calles que poco a poco fui reconociendo. Cuando ella iba a torcer camino de mi casa le pedí:
- Déjame pasar la noche en tu casa... mañana he de volver a la ciudad... a mis padres ya les he llamado...
Y calló, como pensando.
La pista cuarta de la cinta había terminado con un "Para siempre serás mía"

Yona Walach


Yona Wallach nació en 1944 en Tel Aviv. Formó parte de un grupo surgido en la década de los 60 alrededor de revistas como Achshav y Siman Kriah y que se conoce como "Poetas de Tel Aviv" . Además actuó y escribió para un grupo de rock israelí (en 1982 se editó un dico con sus canciones) Murió en 1985 tras una larga enfermadad. Su trabajo refleja esa energía propia del rock y elementos de la psicología Jungiana. Usa expresiones propias del habla de la calle con giros desafiantes y una insistente sexualidad en un lenguaje fluido, muy al margen de los límites de cualquier estructura poética convencional.
Wallach abanderó la revolución poética feminista en Hebreo. Una mujer dueña de una sexualidad provocativa y descarada, se conviertió en un modelo estilístico para muchas poetas.

25 marzo 2008

MASTURBACION (de Yona Walach)


Masturbación (fragmento)


Nuevamente te acostaste con Don Nadie

amaste su mirada vacíaabrazaste su cuerpo ausente.

Los ojos de tu amante miraban hacia un punto lejano

no hacia tí no en tí:tan joven y ya tan amargo.
El amor que penetró tu carne un momento

tu cuerpo inunda de calor y tu alma

desde la punta del cabello

hasta los órganos internos,

dejándote nuevamente con Don Nadie

que recorre tu cuerpo con mano ninguna

que responde sin emoción ni gestosa las caricias sin calor –

Le has mostrado el poema a tu joven amante

que responde con ira.

Dice: es malo,no es un poema en absoluto

y se da vuelta,quizás piensa que él es Don Nadie,





RELATO IV: Si cruzas, puede que no volvamos a vernos..."




- Si cruzas, puede que no volvamos a vernos... -Te dije, aunque sabía que sí cruzarías por que la opción de no hacerlo, simplemente no existía.
Más que ultimatum era queja.
Lo sabías.
Lo sabía.
Y me besaste.
En la otra orilla de la estación te esperaban tus camaradas. Algunos me decían adiós con la mano, otros me sonreían con un deje de amargura. Quisiste decir algo, pero al final callaste.


Yo hice lo mismo.
Aunque gritara que no con todo mi ser, sabía que aquello era el final.
¡Y es sumamente amarga la desesperanza!

Me levantaste suavemente la barbilla.
Pronunciaste mi nombre.
El frio entró en mi corazón y lo congeló.
Nos miramos.
- ¿Sabes? -Dijiste al fin-
Yo confio en que volveremos...

Pero sabías que no, que érais carnaza, que si habían pedido voluntarios para esa misión era por algo. Sabías que ibas al suicidio.
Me besaste.
Luego levantaste tu mano, con el anillo de oro rdeando tu anular izquierdo.

- ¿Ves? -Me dijiste-
En esta vida he hecho cuanto he deseado... Es justo que sobre nuestra sangre se cimiente un mañana mejor.

Hice una mueca, que tu entendieste. Contestaste con una sonrisa.

- ¿Y yo qué? -Te solté a fin- ¡Yo no he hecho cuanto he deseado...!

Suspiraste.

- Sin mi se te abrirán otros caminos...-Me dijiste al final con resquemor.

- Si tú... -No me atrevía ni a decirlo-
Yo... ¡Hay tantos cadáveres que respiran!

El tren pitó.
Te hicieron señas.Me besaste de nuevo, largamente, sabiendo que era el último de los besos. Vivo y muerto a la vez, miel y hiel, pasado sin ser más que un efímero presente, recuerdo desde su mismo origen...

- ¡Volveré! -Promestiste mientras cruzabas la vía a grandes zancadas.

Yo me mordí el labio recién besado mientras que al otro lado te confundías entre los demás soldados, sombra entre sombras, apenas silueta que miraba hacia mi orilla, que agitaba la mano en señal de adiós...

Subiste al tren.
Pitó el tren.
Se fue el tren...

Yo suspiré y caminé hasta el coche sabiendo que sólo me quedaba esperar a que, algún día, algún funcionario me llamara a casa para certificarme, entre sentidas condolencias, que era la viuda del cantante más famoso del país.

24 marzo 2008

El Islam XII: EL CORAN


La tradición musulmana afirma que Mahoma era analfabeto y que eso es una prueba de que el Corán es la verdad revelada y no una ocurrencia humana.

El auténtico Corán está en el cielo y es llamado “Madre del Libro”. En una noche bendita Allah lo hizo bajar sobre Mahoma y luego se lo fue revelando sucesivamente en fragmentos articulados (llamados suras) de tal modo que una sura posterior puede derogar otra anterior que la contradiga. Así, cuando las suras se contradigan, prevalecerá la que haya sido recibida con posterioridad. Como tampoco la cronología está clara, valen discusiones e interpretaciones de “conveniencia”.
Como Palabra de Dios es infalible e inalterable. Confirma los mensajes proféticos del Antiguo y Nuevo Testamento (Torah y Al-Injil).
En vida de Mahoma la conservación de la palabra de Dios fue confiada a la retentiva de los memoriones, quienes la recitaban constantemente para no olvidarla. Pero hubo fragmentos que algunos de sus seguidores escribieron en el mismo momento en que Mahoma las recibía.

Según una tradición, la primera recopilación completa del Corán se habría hecho por Zayd ibn Thabit, uno de los secretarios de Mahoma, durante el mandato del primer califa, Abu Bakr as-Siddiq. Esta recopilación fue conservada por Hafsa bint Umar, hija del segundo califa Umar y una de las viudas de Mahoma.
Entre los años 650 y 656 terminó el proceso de recopilación y se dice que Utman envió copias del texto final a todos los rincones del imperio islámico ordenando la destrucción de todas las copias que difirieran de la nueva versión.Hoy día algunos manuscritos, como el de Samarkanda, son reivindicados como esas copias originales enviadas por Utman; no obstante se duda que sobreviva algún manuscrito utmánico original.Tampoco parece que todas las copias diferentes fueran destruidas: hay tradiciones islámicas que aseguran que Abdallah Ibn Masud, Ubay Ibn Ka'b y Alí, el sobrino de Mahoma, habían preservado algunas versiones que diferían en algunos aspectos del texto utmánico, aunque las variaciones son de tipo léxico u ortográfico o en la cuenta de los versos.

La versión de Utman se compuso al estilo árabe que dejaba por fuera casi todas las marcas vocálicas. Eso hace que la escritura se pueda interpretar y leer de varias formas.

Este escrito utmánico básico se ha llamado rasma y es la base de varias tradiciones orales de recitación. Para fijar estas recitaciones y prevenir cualquier error, los escribanos y eruditos comenzaron a anotar las rasmas utmánicas con varias marcas diacríticas —puntos y demás— para indicar la forma en que las palabras debían ser pronunciadas. Este proceso comenzó alrededor del año 700, poco tiempo después de la compilación de Utman, y terminó aproximadamente en el año 900.

El texto del Corán más usado en la actualidad está basado en la tradición de recitación de los Hafs, tal y como fue aprobado por la Universidad Al-Azhar de El Cairo, en 1922.

RELATO III: Encontré escenarios de colores y sentimientos en blanco y negro.


Dormitas, tendida en nuestra cama, rendida al cansancio, con una mueca de satisfacción curvándote los labios, esos labios, mis labios...

- ¿Ya has llegado?-Musitas con palabras que son más sueño que voz.

En mi garganta sólo hay una pregunta que prefiero no formular: qué pasó ayer, cuando David te trajo a casa.

- Decía que fue bien... el concierto...-Te comento encendiendo una luz que te hace contraer, como si te hiriera.- Un escenario de luces de colores... Al público le viste... Cuando te fuiste nos hicieron varias entrevistas... quizá haya un nuevo disco... en resumen, triunfamos.

- Eso lo vi. -Vuelves a susurrar, sin prestarme demasiada atención, entregada a tu sueño.

¿Sueñas con él?

Son las cinco y querría hacerte el amor hasta las seis, la cruel hora en que has de levantarte y entregarte a tus amantes oficiales: el hospital, el laboratorio, ese médico que dice que eres un valor potencial en el campo de la investigación. Pero en cambio me voy desnudando, camino de la ducha, y al fin te pregunto, subiendo la voz y fingiendo indiferencia

- ¿Qué tal tú con David?

- Bien... lo de siempre...

Y suena el agua...

Lo de siempre...

Abro más el grifo.

Afuera cantan los primeros pájaros...

Anoche era el momento perfecto, el justo error, la grieta por la que, como buen soldado, supo David que podía penetrar las murallas que silenciosamente yo edifico a tu alrededor.

"Ve tranquilo, Sam. Yo la acompaño a casa. Queda en buenas manos".

Cierro mis ojos, me enjabono, y veo los suyos. Oscuros, firmes...

No, David no me traicionaría...

Además, él me salvó la vida...

Si te quisiera...

Nadie podía exigirle que corriera aquel riesgo por mí, tan sin esperanzas, tan absurdo...

Y mientras pienso, oigo que te levantas y que vienes hasta el lavabo y otras dudas me asaltan
¿Te has duchado?
¿Qué sábanas había ayer en la cama?
¿Oleré el esperma de David cuando me acueste contigo?

¿O como buen militar habrá borrado con esmero sus rastros sobre tu cuerpo?

Noto tu proximidad, tu presencia.

- ¿Comerás conmigo? - Me preguntas

¡Qué natural suena tu voz!

- ¿Eso cuántas horas de sueño me concede? -Te re-pregunto.

- Cinco. -Contestas con agilidad.

- ¿Me quieres matar? - Pregunto oyendo pese al ruido del agua como cae tu camiseta al suelo y como tu cuerpo se prepara para invadir la ducha.

Y abro los ojos y ya estás delante, desvestida, dulce.

- Yo sólo he dormido dos... -Me dices y añades- ¡Qué guapo estás, mi amor, tan mojadito!

Y tus brazos rodean mi cuello.
Sí... lo hicisteis en la ducha... es como una visión que me asalta. Tienes muy limpio el pelo... Me pregunto si besaré sus labios al besar los tuyos, me pregunto si tu lengua habrá entrado en su boca, me pregunto si aquel cabello caído es suyo o mío, lástima que sean tan iguales... Me pregunto por que, cuando está distraído, él escribe sin cesar tu nombre...

- ¿Le invitaste a subir? - Te pregunto mientras te restregas contra mi cuerpo.- Estas ardiente...

- ¿Qué? - Me interrogas con despiste ¿Supuesto?

- Si le invitaste a subir a noche... A David, cuando te acompañó a casa...

- No... ¿Tenía que haberlo hecho?

- Es más discreto... si hacéis el amor en el portal pueden enterarse los vecinos... -Te espeto.

Y te apartas de mí, como si te diera asco.

Estas preciosa.
Desnuda, recubierta la piel de gotitas, como pequeños diamantes.
El deseo me recorre.

- ¿Te molestas? - Te pregunto.

- Sí. -Me respondes.

Y lo sé...
Sé que mi duda te escuece como alcohol en las heridas, porque si no lo has hecho ya, te entregarás a él.
Y hay un silencio, de esos que envuelven y molestan como la arena en ojos.

- Sé que le amas -Te susurro por fin- Esas cosas se saben...

Y tú sigues lejana, desnuda, salpicada, somnolienta...

- Eres tu quien me eres infiel y con chicas sin nombre, sin rostro, pedazos de carne que se enamoran de ti y reciben tu semen extasiadas... -Me reprochas con amargura

- Eso solo sucede en tus pesadillas, Ada... -Protesto- ¿O es que no sabes aún quien es mi amor, mi sangre, mi razón? ¿No lo sabes?

- ¡No! -Me gritas- ¡No lo sé! Por que tus hechos desmienten a tus labios.

Te tiembla la voz, y la barbilla, y la carne...
Luchas contra el llanto y yo solo quiero abrazarte, aunque hayas sido suya, aunque me desprecies...
Alargo la mano.
Te rodeo la cintura.
Te atraigo a mí.
Tiritas.

- ¡Ven!

Tengo el corazón deshecho de ternura, desmigado como los bizcochos de tu abuela.

- Perdóname, Ginebra... Perdóname... -Te suplico mientras mi pecho acalla tus sollozos- ¡Qué le vamos a hacer si también tú le amas!



TÓMAME


Me rindo

Me tienes a tu merced

Indefensa

Débil...

Dí:
¿Qué quieres tomar?

Todo mi ser es tuyo

Sin condiciones

Sin reservas

Soy tierra tomada

ciudad rendida

torre quebrada

reina cautiva

esclava

¿Cómo puede una mirada

ser arma tan poderosa?

23 marzo 2008

El Islam XI: La cueva y el arcangel


Durante una de esas noches que Mahoma pasaba en una cueva (Hira, cerca de La Meca) en meditación, en el año 610, tuvo una visión del ángel Gabriel.

Mahoma tendría unos 40 años. No podemos saber qué pasó en concreto allí dentro cuando ni siquiera las propias fuentes islámicas describen de igual modo la "experiencia de la cueva de Hira" es descrita del mismo modo, pero al parecer la visita de Gabriel fue seguida por una experiencia de dolor y tensión, que le hicieron creer que moriría y le llevaron a dudar si las "revelaciones" provenían de Di_s o de fuerzas satánicas. Al salir de la cueva, una ronda de ángeles le saludó como el enviado de Alá. Y él notó de algún modo que el libro del Corán, había transformado su corazón.

Por años mantuvo oculta la revelación que se le había entregado, contándosela primero a su mujer Jadiya que le aseguró que era una visión real y se convirtió en su primera discípula y a unos cuantos.Necesitó tiempo para reflexionar sobre lo que había recibido, hasta que le fue orientado que la entregara al mundo.

RELATO II: La luz luchaba por hacerse un hueco entre la humareda de aquel tugurio


La luz lucha por hacerse un hueco entre la humareda de aquel tugurio componiendo un claroscuro casi tenebroso al que yo no estoy acostumbrado, transportándome a otra noche, que me parece remota...
Soy consciente de que cometo una estupidez, un error... Los cien kilómetros recorridos han empezado en un impulso y estan terminando en una reflexión...
No estas aquí...
Aunque todo es sobrecojedoramente semejante a aquella noche primera...
Igual que entonces el ruido es una presencia ensordecedora que mezcla la música con los gritos de aquellos que aun acarician la vana idea de que pueden conversar...Igual que entonces la pista de baile esta llena... Igual que entonces, yo aturdido...
Aquella primera noche mis compañeros me arrastraban, emocionados por haber conseguido un permiso después de un mes de instrucción y, gracias a Sam, las invitaciones para el local de moda.
Sam...

Apenas franquear el primer nivel de mesas nos dispersamos: muchos acabaron en la pista, bailando con muchachas que les tomaron al asalto, atraídas por la carne fresca y las caras nuevas como los pequeños insectos por la luz.
Pero en cambio Sam y yo nos fuimos abriendo paso hasta la mesa en la que tú nos esperabas, estudiando concentradísima en medio de aquel tremendo disparate, cercana al escenario en el que un cuarteto desgranaba canciones de Tom Waits. Excelente, decias tú, el swing del batería...
Así te conocí.
Sam se adelantó hasta tí, desbordante de gozo. Tú te levantaste dejando caer el boligrafo sobre la mesa. Vestías de negro, sencilla y elegante. Os abrazasteis con la sed de dos amantes que al fin se reencuentran.
- ¡Mi vida...! -Exclamaba Samuel, con la voz empañada de ansiedades.
Y te saboreaba... Te saboreó un buen rato entre sus brazos, mientras yo aguardaba paciente el momento de ser presentado:

- Ada, este campesino tosco es David, mi compañero... mi amigo...
Y tú me sonreiste y el hoyuelo que marcó tu mejilla me atravesó como un proyectil. Y me ofreciste una mano larga, de nerviosos e interminbles dedos y uñas de tigresa que solo te molestabas en recortar cuando tenías práticas.
Y no pude ya dejar de mirarte...

- Estudia medicina -Me explicaba Sam orgulloso- y lo hace siempre aquí, mientras tocamos... ¡Y saca sobresalientes!
Y te volvió a besar...
Nos sentamos...


Era justo allí.
Pero hoy no hay ya escenario. Sólo una mesa de mezclas y un DJ... el local ha cambiado de amos, los músicos de vida, Sam... bueno, ya sabes y tú...
Ahora en vuestra mesa hay otra pareja. Se comen a besos... No tardarán en irse: al lavabo, al coche, que sé yo...
¡Cómo te añoro!
Trato de dibujar tus rasgos en la cara de la muchacha, de volverte a contemplar cuando hablabas con Sam en ese código de silencios y dobles sentidos que tienen los amantes.
No podía dejar de mirarte: Eras puro nervio, vida, latido, agitación.
Quizá promesa...
Porque cuando me miraste para algo tan banal como preguntarme qué iba a tomar...

Ada dime: ¿Quién podria resistir aquella tarde tus ojos de miel y de fuego? ¿Quién rechazar un terciopelo que oculta metales, un estilete que penetra y arranca?

Y tu voz...

Tu voz era puro hechizo, era caricia y brisa...
Caminaste hacia la barra: y tus movimientos, tus gestos conjuraban mis pasiones más ocultas...
El saxofonista del grupo se acercó a la mesa. Sam le saludó, efusivo, y el le invitó a tocar la pieza siguiente, por arte de magia apareció una guitarra.
Te miró, trayendo la bandeja con las bebidas, te hizo un gesto... Tu le sonreiste, hiciste una mueca afirmativa y él esbozó aquella sonrisa de niño travieso que sólo he visto en su rostro.
Y yo...
y yo te saqué a bailar...

No aguanto más aquí... la calor, el ruido, el humo...

Sam rasgueaba, empezó a cantar, una balada, compuesta para tí... yo sabía cómo, cuando...
En aquel momento, cuando te tuve entre mis brazos, tan chiquitita, tan viva, tan material... En aquel momento, Ada, comprendí, como si algún Dios me lo revelase, que te quería.

Ahora Sam ya no está, ahora tú te has disipado en la entrañas de esta ciudad que siempre me ha asustado, ahora el humo ahoga una luz demasiado tenue...
¿Dónde estás Ada?
¿Es que no sabes que te necesito?

COMO UNA PARÁBOLA


Muchas veces suceden cosas que nos hacen pensar mientras vomitamos por que son como arquetipos que se repiten y que hablan, no muy bien,de la especie humana.

Si te gustan como a mí los perros probablemte sepas quien es Guillermo V. Habacuc y lo relaciones con la tremenda salvajada por la que saltó a la fama. Si no sabes quién es te lo explicaré brevemente.

Ese engendro, al que no sé cómo calificar sin recurrir al insulto, dice de sí mismo que es un artista, igualito que Nerón cuando incendió Roma.
Y a ese "artista", se le ocurrió un día en su catarsis creativa, hacer una "obra de arte" consistente en atar a un pobre perro famélico y apaleado, sacado de una perrera, en una esquina de una "Galería de Arte" nicaragüense (llamada Códice) para dejarle morir de sed y hambre exhibiendo su agonía. El espectáculo se completaba con una inscripción que decía "Eres lo que lees". Las letras estaban hechas de pienso de perro. Como remate llamó al pobre perro Natividad en homenaje a Natividad Canda Mairena.
Natividad Cande era un nicaragüense de 25 años al que dos rottweiler habían atacado y matado el año anterior.
Cualquiera que tenga un perro sabe que si este animal muerde a alguien el responsable no es el perro sino su amo. Cabe decir también que los Rottys (raza de perro a la que defenderé siempre) no son bestias asesinas sino unos animales absolutamente nobles y fieles que dan su vida entera por defender su territorio y a su manada. El tal Natividad Canda había entrado en un taller custodiado por los dos perros entrenados por el jefe del taller, harto de que le robaran impunemente, para acabar con cualquier desconocido.

Aún así me pregunto:
¿De qué me sonará culpabilizar a alguien absolutamente inocenete achacándole las supuestas malas acciones de otro? (Por ejemplo envenenar pozos de agua, cometer asesinatos rituales, ser portadores de enfermedades tremendas, deicidas, etc...)

Pero yo sigo alucinando, por que el nivel de estupor al conocer la historia del perro muerto de hambre va en aumento:

1) Los visitantes de la exposición vieron y callaron. A pesar del escándalo y de alguna presión, la exposición continuó con el sacrificio en nombre al Dios Arte y a la libre expresión del artista (Perdón, voy a vomitar otra vez)

2) La reacción del Patíbulo/Galería nicaraguense, Códice, también es destacable. Los propagandistas que la gestionan asumen posiciones dignas del mejor negacionista y aseguran que el perro no murió de hambre y de sed sino que "simplemente escapó por las verjas de la sala principal del inmueble" y ya nunca nada más se supo de él. (Serán primos, sin duda, de Ahmadineyad)
3) ¿Qué ha hecho el mundillo del Arte (¿Arte?)? Lo lógico sería que ese Neroncillo del tres al cuatro hubiera sido condenado por maltrato animal (el siguiente paso, no nos engañemos, es sustituir perro por niño) o al menos que el mundillo artístico le condenara, sino a compartir él mismo una exposición en la que, por amor al arte y coherencia, fuera él mismo pasto de dos rottys famélicos, al menos a un ostracismo ganado a pulso ¿No?
¡Pues no! ¡Al revés! Ese individuo, cuyo nombre me niego a volver a escribir por que no merece tenerlo, ha conseguido que le inviten a repetir actuación en la Bienal Centroamericana de Arte de 2008 que se celebrará en Tegucigalpa, Honduras.
No sabemos cómo se llamará esta vez el pobre perro "agraciado" por las "Musas" de ese asesino, pero bo te extrañes si es perra, la llama Sarah y cose en su patita una estrella amarilla.
Quizá Irán financie el proyecto.

22 marzo 2008

RELATO I: Desde lo más profundo del infierno, surgió una llamarada de amor"




"Desde lo más profundo del infierno, surgió una llamarada de amor"






Eso decía Tu nota, solitaria en la puerta de la nevera, cuando llegue aquella tarde.
Miré a mi padre con la expresión de un perro apaleado.
Él se acarició la barba, con aquel gesto tuyo del que Tu siempre te burlabas.

- Ya sabes donde buscarla, ¿No?- Me preguntó.

Yo asentí y alargué la mano para ofrecerle una lata de cerveza. El la tomó y tiró de la argolla como si en vez de abrir una cerveza fuera a arrojar una granada de mano. Sorbió un largo y reflexivo trago.

- Tampoco estabais casados - Dijo limpiándose la barba con el dorso de la mano.- Ni es mujer para ti.-Sentenció.
Y tomó la nota:
"Desde lo más profundo del infierno, surgió una llamarada de amor"
Y allí donde creí que habría una elegía sobre las virtudes de mamá de las que Tu, evidentemente, carecías, hubo un silencio.

- Aunque esa mujer te quiere - Comentó agitando el papelito- Por eso te deja.

- He oido cosas bastante más lógicas... -Le comenté.

Tenía Tu imagen ante mí, Tu sonrisa, la fragilidad de Tus gestos, Tu voz... y no entendía porqué no estaba llorando, pero ni siquiera una nota de angustia me ensuciaba la claridad de la voz.
- ¡Síguela! -Dijo mi padre secamente para después tomar un trago de cerveza, como si pretendiera disolver en su lúpulo la palabra pronunciada- Habéis sufrido juntos lo suficiente como para que ese dolor os una...

Y yo miré la nota, aun en las manos de mi padre, Distinguí Tu caligrafía preciosista, la perfecta rectitud de los dos renglones, la emoción contenida en cada letra.

- No.

Respondí secamente.

La vecina de al lado, tendiendo ropa, desafinaba la canción de aquel verano:


Mi corazón zon zon zon zon
es un imán man man man man
que aguanta en
la nevera de mi vida
una nota que dice: ou yeeeeeeeeee!!!
Desde lo más profundo
del infierno,
me consumió
una llamarada
de orgullo oooo oooo oooo!!!!