Mucho antes de que el Islam existiera había judíos en la península arábiga. Ahí se encontraron con los beduinos y quraish, tribus nómadas que habitaban esos territorios desde siglos atrás y que tenían establecido un sistema comercial que abarcaba el desierto y las zonas costeras. Las relaciones fueron cordiales y prósperas.
En el año 70 d.C los romanos destruyeron el templo de Jerusalem y devastaron la ciudad, provocando una importante migración judía que hizo progresar la economía: los judíos trajeron consigo artesanía e introdujeron cultivos nuevos como el dátil. Yatrib, Medina, surgió amparada por tan florecientes actividades. Este esplendor hizo que muchos nativos se sintieran atraídos por el judaísmo.
Beduinos y quraish admiraron el monoteísmo ascético judío, su simbolismo y su devoción sin límite por los libros y por la familia.
Paganos y judíos tenían muchas cosas en común y vivían en paz.
La situación cambió cuando en 622 Mahoma y sus seguidores iniciaron su Hejira a Medina. En esta ciudad, El Mensajero -como se llamaba a si mismo- se encontró con una población heterogénea compuesta por clanes politeístas, por tribus judías y por conversos al judaísmo.
Mahoma concentró sus esfuerzos en lograr la conversión al Islam de las diversas tribus paganas, que lo aceptaron en parte por su similitud al judaismo que conocian. Quizá esto llevó a pensar a Mahoma que los judíos también abrazarían el Islam como nueva religión.
Pero no fue así: los judíos lo rechazaron y por ello Mahoma se convirtió en su peor enemigo.
Un gesto claro de su animadversión fue cambiar la orientación en la que debían de rezar: ya no era hacia Jerusalén sino hacia la Meca.
En en año 624 Mahoma exigió a la tribu judía de Kainuka que reconociera su misión profética. Los judíos se negaron y por ello fueron desposeídos de sus bienes y expulsados. Hasta el 627 otras dos tribus fueron obligadas a dejar la ciudad. En el 627 Mahoma decidió eliminar a la tribu judía Koreish que vivían en Medina (las otras dos tribus fueron obligadas a dejar antes la ciudad). 700 judíos fueron asesinados y las mujeres y niños fueron vendidos como esclavos. El botín fue dividido entre los soldados que derrotaron a los judíos. Otras comunidades judías sufrieron la misma suerte, hasta que la tribu de Khaibar se rindió bajo el tratado de la Dhimma, después de un mes de sitio.
En la Dhimma, Mahoma sometió al pago de un tributo el derecho a no ser apartado de tu religión. El pago era la mitad de las cosechas. Ser considerado dhimmis (infieles) es pasar a ser ciudadano de segunda clase, con el deber de
usar vestimentas distintivas para que cualquier musulmán los identificara fácilmente. Los dhimmis contaban con privilegios especiales como el de la autoadministración de acuerdo a sus leyes religiosas, porque eran tolerados mientras no representaran una amenaza a la supremacía política árabe.
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