Por esos textos sabemos que la soledad marcó el comienzo de la vida de Mahoma, pues Abd Allah ibn Abd al-Muttalib, se padre, murió antes de que él naciera.
Sabemos también que en su más temprana infancia fue puesto al cuidado de una mujer beduina, llamada Halima, pues se consideraba que la vida en el desierto era más sana y segura para los niños.
Y sabemos que a los seis años, Mahoma perdió a su madre, Amina, y a los ocho a su abuelo, quedando bajo la tutela de su tío Abu Talib, un líder de la poderosa tribu Quraysh.
Apenas alcanzada la adolescencia, el muchacho huérfano trabajó como mercader acompañando a su tío en sus viajes a Siria y otros lugares, lo que le dio ocasión de conocer culturas y gentes diversas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario