14 febrero 2008

LA HORA DEL PATIO


El patio de los pequeños estaba aislado del patio de los grandes.

Una cerca metálica,de mallas romboidales, nos dividía; triste reminiscencia de jaula, de gallinero, de alambrada, de muro de Berlín.
Recuerdo bien sus agujeros en forma reticular porque en cuanto salía a correr y a jugar me apostaba cerquita de ellos, esperando a mi hermano.
Y Iago venía.

Me llamaba.

Me sonreía.

Me traía una galleta de su almuerzo y ¡Oh misterio inescrutable del arcano! siempre estaba más rica que la mia.


Yo tampoco entendía que salieran ambas del mismo paquete.

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