08 febrero 2008

ELS AVIS





Cuando la tieta Neus se casó se quedó a vivir en la casa paterna.
La casa de los abuelos era, en efecto, lo suficientemente grande como para albergar la nueva familia.
También papá podía haberse quedado, porque se podía construir, pero mamá, al parecer, se negó.
Mamá nunca acabó de ser totalmente aceptada. No era catalana.
Ella sabía que poco importaba que aprendiera a hacer la escudella , que golpeara el Tió por Navidad o que hablara un correctísimo catalán del Nivell C . Hiciera lo que hiciera carecia de la mayor virtud exigida a la esposa del "hereu". Tenía una nacionalidad errónea.
De todos modos no fue capaz de quebrar la dependencia de los suegros por que papá trabajaba con el abuelo Pau. Así, además de interminables paellas dominicales, la supremacía patriarcal se hacía notar en miles de detalles. Por ejemplo no consintieron ni que el pequeño Iago primero ni la pequeña Mar, diez años después, fueran a la guardería, sino que cuidaron de nosotros , pese a que , cuando Iago era un bebé ,la iaia estaba muy ocupada con el primo Jordi, que a la sazón tenía un año... Y, a que, llegado mi momento, tampoco "importó" que mi prima Lissi tuviera tan solo seis meses más y que la abuela ya fuera "massa gran per tanta canalla".
Apenas tengo recuerdos de aquel tiempo, solo que jugaba con prima Lissi a ir al cole, que debía de ser la monda por que los mayores iban pero nosotras no.
La abuela me cuenta que prefría segar un día entero que darme de comer (Claro, el contrapunto lo marcaba Lissi que se comía lo suyo y lo mío al menor despiste de la iaia)
Y papá está harto de comentar lo que el abuelo le decía :
"Aquesta petita teva l´heu feta amb cua de llangardaix"

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