"Ya el número de delante suele ser mayor que el de detrás."
El día en que mi abuela cumplió 76 años, como en cada cumpleaños suyos, me invitó a comer.
Y mientras yo conducía, ella me hablaba.Aquel año me reprochaba mis amores rotos, mi poca cabeza...
"En mi vida sólo hubo un hombre, tu abuelo..." -Apostilló melancólica, para luego perder la mirada por la ventanilla del copiloto, quizá llorosa.
Yo contemplé fugazmente su perfil, de rasgos marcados, bellos aún a pesar de las arrugas, bellos a pesar de que nunca fue una mujer especialmente hermosa.
"¿Por qué Mar? ¿Te trataba mal?"- Me pregunta buscand la confidencia.
"¿Cómo conociste al abuelo?" Respondo yo taimada.
"En un baile..."
Y calla.
Es como si por un momento el tiempo se trastocara y yo pasara, de ser la nieta a punto de ser regañada, a ser la madre a punto de regañar.
"¿Bailabais tango?" - Bromeo
"Mira la carretera, Mar, haz el favor".
Aparqué. Caminamos unos metros hasta la lápida del abuelo, me encaramé a una escalera, procurando olvidar que dentro de aquella paredilla están también los huesos de mi madre, y limpié el vidrio,
"Si estuviera vivo, sería él quien me regalara flores un dia así" - Mumuró mirándome desde abajo, sosteniendo con firmeza la escalera.
"Yo no te he regalado nada" -Le dije al bajar con un punto de vergüenza.
"¿No estás aquí conmigo, niña arisca?" - Me preguntó con una sonrisa.
Le di un beso.
"¡Anda! ¡Reza conmigo!" - Me pidió.
Le tomé de la mano y murmuré, al compás de sus labios, un "Padrenuestro".
- "¿Lo cojo?" - Me preguntó divertida.
Me encogí de hombros: "Ya volverán a llamar"
- Eres una maleducada - Me regañó mientras el tono del móvil dejaba de sonar, consternado- ¿Y si era importante?
- Ya volveran a llamar- Respondí al tiempo que Enya me prestaba su música para advertir de una nueva llamada
La abuela hizo un gesto contrariado mientras buscaba en mi bolso, caido a sus pies como un perro sumiso, al teléfono, histérico y vibrante. Yo pensaba en los extraños animales/objeto de los picapiedra.
- ¿Le doy al botón verde, Mar? -Preguntó con laemoción de quien va a hacer algo prohibido.
Asentí.
- No, no soy Mar -Dijo en su trabajoso castellano- Sóc la iaia... Está conduciendo...
...
- Pues ahora se viene a comer conmigo... ¿Nos acompaña Usted? Es mi cumpleaños -Dijo contenta, casi ligando con aquel "Usted" que yo apenas vislumbraba de quien podía tratarse.
...
- No, hombre, yo le invito con gusto y además, Mar es la única que no tiene pareja...
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