04 febrero 2009
LAS ONCE LEYES DE... DE...¿MURPHY...?
El papá de esas leyes no es el pobre Murphy, sino Joseph Goebbels, uno de los personajes más siniestros de la historia.
A poco que nos esforcemos sería fácil encontrarlos aplicados en la prensa alemana de su tiempo... Pero ¿Sólo ahí?
UNA:Principio de simplificación y del enemigo único.
Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
DOS: Principio del método de contagio.
Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
TRES: Principio de la transposición.
Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.
CUATRO:Principio de la exageración y desfiguración.
Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
CINCO: Principio de la vulgarización.
Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
SEIS: Principio de orquestación.
La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: «Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad».
SIETE: Principio de renovación.
Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
OCHO: Principio de la verosimilitud.
Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias.
NUEVE: Principio de la silenciación.
Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
DIEZ: Principio de la transfusión.
Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
ONCE: Principio de la unanimidad.
Llegar a convencer a mucha gente de que piensa «como todo el mundo», creando una falsa impresión de unanimidad.
Etiquetas:
PROPAGANDA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Causa escalofrios advertir que setenta anos depois, e aplicado ao Estado judeu e o seu lugar no mundo, esse decálogo segue estando plenamente em vigor.
Y como esta vez es la izquierda europea y no los nazis quienes se alian al islamismo. Son la imagen patética de u conejillo jugueteando con un hurón.
Publicar un comentario