03 abril 2008

MAZEL TOV


Él esperaba llevarla a un altar, con su vestido blanco y una corona de flores sobre su cabello. Esperaba dejar la mano de su pequeña entre las manos jóvenes y firmes de un hombre honesto, a ser posible catalán. Esperaba que un sacerdote bendijera aquella unión ante todos y luego repartir puros en un restaurante mientras cientos de invitados le felicitaran efusivos.
Y probablemente se lo pedía
a Dios.Claro que el día en que descubrió que con dieciseis añitos su niña había sido desflorada, en el mismo sofá de la salita desde el que él seguía los partidos del Barça, por el primo acogido en casa, no dudó en llamarla "puta calenta" y decirle "surt ara mateix de casa meva", orden que ella obedeció sin rechistar. Y él dejó de alimentar aquel aúreo sueño de tules y marchas nupciales. Nuevamente su hija le había defraudado. Y probablemete ya no ocupó espacio en sus oraciones.Y ahora, años y hombres más tarde, la tiene ante él embarazada y anunciando que se casa, casi al despedirse y en el tono de los "por cierto", el próximo miércoles por lo civil y sin fiestas. "Es obvi -dice cínica- que el desposori ha estat previ al tràmit burocràtic". Y siente ella que otro hilo del débil hilbán que todavía la une a su padre acaba de tronzarse. La ofensa se apodera de la mirada azul de aquel hombre con el que nunca se ha entendido, el reproche crece entre ambos como la niebla a la orilla de un río y ya todas las palabras que se crucen serán cuchillos malintencionados, agudos, cruentos.
- ¿I ho dieu tres dies abans? Sembla que voleu que no hi anem...
- ¡Just a la fusta, pare! No es gens ni mica necessari.Camino a casa, él tomó la barbilla de ella y le obligó a mirarle, sabiendo que, detrás del cristal oscuro de sus gafas de sol, las lágrimas se empujaban como las gentes que quieren entrar en el metro en hora punta.
- Tengo ganas de besar a la novia -Le dijo con ternura- aprovechando a que, legalmente, aun eres mi novia.
- Paso de llorar por esto -Afirmó ella- Tenías razón, no debímos decir nada, a fin de cuentas no le importa... Es como una invasión, como si algún extraño se hubiera metido en casa y nos estuviera esclavizando con sus manías y sus normas
- No creo que sea mejor... Los hechos consumados también duelen.- Afirmó cabizbajo. Seguramente pensaba en su madre...
Ella esperaba poder elegir un bonito diseño para la ketubah de su hijo, cosa que no había podido hacer con sus dos anteriores retoños. Esperaba poder preparar una bella jupa, con la ayuda de su consuegra. Esperaba poder asesorar a su hijo en la compra de los anillos y sentir el estremecimiento que le producía siempre ver al novio extendiendo el talit sobre sus propios hombros y los de su amada. Esperaba el pisotón que hiciera trizas la copa en recuerdo del Templo de Jerusalén y en memoria de todo el dolor del mundo, que ni siquiera ha de olvidarse en el momento de la alegría máxima.No era preciso esperar cinco días para saber que las palabras futuras vendrían cargadas de reproches, sazonadas de clamores, incisivas de insultos. Serán de rigor los términos "traidor", "irresponsable" "chiquillo pese a que deberías ya peinar canas", "lascivo", "extranjera" y quizá el tan temido "Tú ya no eres mi hijo". Ella paró y se quitó las gafas. Ya empezaba a oscurecer el cielo grisáceo de la primavera y el viento que corría era frío. Tomó aire y le preguntó:
-¿Quién dijo aquello de que los únicos peces que no nadan contra la corriente son los peces muertos?